La grandeza de doce pequeñas iglesias en el Chiloé rural y

el encuentro con Mañungo, el carpintero errante del archipiélago de Chiloé.

Los cuadernos de Mañungo dan cuenta de la itinerancia de nuestro querido carpintero Mañungo por doce de los más recónditos lugares del archipiélago de Chiloé donde la llamada Escuela Chilota de Arquitectura en Madera tuvo su alcance. Mañungo es un cazador de estampas domésticas, de escenas de humanidad profunda. Y, como avezado carpintero, ninguna iglesia escapa de su inventario. Con sus relatos y registros nos invita a ser parte de un homenaje a las muchas personas que han asumido cuidar de una herencia ancestral, en la que se entrelazan, en un vínculo inseparable, la vida cotidiana, la arquitectura y el paisaje.

El Programa Chiloé

El interés por las iglesias chilotas se remonta al último cuarto del siglo pasado, cuando algunos académicos de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad de Chile, como Hernán Montecinos, se sintieron atraídos por el embrujo de la isla de Chiloé y su arquitectura vernácula. A partir de entonces se dio origen a una serie de textos, levantamientos planimétricos y dibujos que hablaban de las bondades de aquella expresión singular.

No es extraño que dieciséis de aquellas Iglesias hayan llegado finalmente a formar parte del enorme fresco donde se exhiben los edificios consagrados por la UNESCO una vez que se convirtieron en Patrimonio Mundial. Las generaciones que han sucedido a Montecinos no perdieron de vista este precioso objeto de estudio y han seguido su huella.

Convencidos de que los atributos del patrimonio chilote exceden las 16 Iglesias mundialmente reconocidas, los arquitectos Antonio Sahady, Constantino Mawromatis y Carlos Hevia se unieron para participar en un proyecto Fondart que les permitiera volver e investigar unas cuantas comunidades que representan a su entender, un mundo rural desconocido y definitivamente marginado de los programas de apoyo oficial.

Para los arquitectos, abordar un estudio como este, implicaba dar cabida a la comunidad, a las y los habitantes y sus universos propios. Pero no serían los arquitectos quienes narraran, en tercera persona, lo que ocurre a un grupo humano cuya cultura y sentimientos son intransferibles. ¿Quién mejor que un miembro de la comunidad para relatar las experiencias a través de su propia voz?

Cuaderno con los dibujos de Mañungo

Bitácora de viajes de Mañungo.

El proyecto de investigación

En primera instancia el estudio proponía dejar constancia de los atributos de cada uno de los productos arquitectónicos de las doce comunidades elegidas, concentrando el foco de interés en las iglesias y sus entornos respectivos. Para ello se dispuso de todos los avances logrados por el Programa Chiloé en sus más de 45 años de existencia. Esta etapa a cargo del arquitecto Constantino Mawromatis logró conjugar una amplia red de contactos, fichas de levantamiento de arquitectura y transmitir la experiencia de recorrer Chiloé a un ritmo que permitiera explorar el territorio, viviéndolo intensamente.

¿Cómo conocer aquella realidad rural, precaria de recursos y sin apoyo estatal? Sin duda, dialogando con los habitantes, conociendo a fondo su forma de vivir, sus expectativas, sus privaciones, la comunión con la naturaleza, el abrazo con la fe.

La tarea en terreno fue acogida por el arquitecto Carlos Hevia, quien planificó un trabajo de cuarenta días y desarrolló las estrategias etnográficas que le permitieron sacar fuera testimonios que parecieran ser reflejo de un sentir común para quienes habitan estos territorios dispersos y aislados.

En su paso por Caulín, San Javier, Matao, Huyar Bajo, Chullec, Teupa, Compu, Apiao, Llingua, Quehui, Puchilco y Lincay, Carlos conoció el testimonio vivido de treinta y siete chilotas y chilotes que habitan estas localidades.

Las entrevistas se convirtieron en un recurso clave para dejar que la comunidad se manifestara sin limitaciones, revelando su propia verdad. El material audiovisual que acompaña estas conversaciones es una manera fidedigna de transmitir el íntimo pensamiento de los habitantes, develando la atmósfera cotidiana, la cocina de los afectos, la fiesta del encuentro en torno al fogón. También el esfuerzo sin pausas por domesticar el paisaje cercano y obtener el fruto necesario para asegurar la supervivencia.

Al concluir la etapa de trabajo en terreno y poniendo a disposición del equipo el material audiovisual, navegó por la mente de los tres arquitectos la idea de crear un narrador omnisciente para contar toda la historia desde una mirada más cercana que permitiera expresar la intimidad de los relatos, asumiendo un compromiso emocional. Lejos de los planes iniciales del proyecto surgió el personaje protagonista de esta página web: Mañungo. Su cuerpo y su alma fueron moldeados por la pluma y por los pínceles del arquitecto Antonio Sahady, quien lo ofreció para narrar la historia desde las entrañas del archipiélago.

Álbum de fotos de Mañungo

El encuentro con Mañungo

Mañungo es el personaje que asume la gran responsabilidad de contar en estas páginas virtuales todas las historias que nos fueron confiadas. Él es el arquetipo del carpintero chilote, que va de pueblo en pueblo, poniendo al servicio de las causas nobles su arte de trabajar la madera. Aún cuando es un personaje ficticio se concentran en él las características de los muchos hombres y mujeres que dedican su vida al trabajo de la carpintería. Conoce el archipiélago como nadie y en su trashumancia va entablando amistades imperecederas. Se le conoce y se le respeta por su trabajo, pero también por su jovialidad y buena disposición. Mañungo es un chilote ilustrado, que se permite dejar constancia de cada una de sus experiencias en los cuadernos que siempre lleva consigo.

Decimos que en su ya extensa vida de trabajo ha completado muchos cuadernos con textos, dibujos y fotografías en los cuales atrapa todo lo que hace y también lo que piensa. Escribe y dibuja en ellos. Los cuadernos y cámara de fotos son parte de su equipaje cotidiano. Mañungo habla con quienes se cruzan en su camino, pero también suele hablar consigo mismo. Observa y admira lo que ve. Y lo que ve, lo quiere. Sus sentidos están siempre abiertos a capturar la verdad.

Los cuadernos de Mañungo, presentes en este proyecto de página web, revelan su historia, en cada una las páginas que se despliegan en la pantalla. Pero más que la historia propia -que nunca estuvo en sus propósitos-, los cuadernos ponen de relieve el sentimiento hondo de los habitantes de esas islas casi silvestres, preñadas de humanidad.

Créditos: Proyecto financiado por el Fondart 2021
La grandeza de doce pequeñas iglesias en el Chiloé rural

Equipo investigador:
Constantino Mawromatis
Antonio Sahady
Carlos Hevia

Fotografía y video:
Carlos Hevia

Ilustraciones:
Antonio Sahady

Los cuadernos de Mañungo:
Antonio Sahady
Carlos Hevia

Descripción de las doce iglesias:
Constantino Mawromatis

Diseño web:
Edgardo Milla
Carlos Hevia

Edición y montaje:
Carlos Hevia

Contacta a Mañungo

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