La Estructura

El sistema constructivo es uno de los aspectos que hermanan firmemente a estas doce iglesias, además de hacerlas partícipes de la llamada “Escuela Chilota de Arquitectura Religiosa en Madera”.

A falta de un cálculo estructural y a la vulnerabilidad del material en condiciones extremas, estas iglesias se erigen con piezas sobredimensionadas, extendiendo la vida útil de los templos. Asisten a esta tarea el encamisado de madera, correspondiente a la primera capa que cubre las piezas estructurales de la nave y la torre. Sobre ésta se afianza el revestimiento definitivo. Las tablas de canelo, puestas en diagonal y separadas entre sí para absorber las deformaciones naturales de la madera y permitir la ventilación, arman este encamisado y juegan un importante papel estructural, rigidizando adicionalmente el sistema.

La estructura de la torre exhibe los mayores niveles de complejidad, que se expresa en el intrincado entramado de vigas, soleras y pie-derechos, todas piezas afianzadas por ingeniosas uniones carpinteras. En las torres que se alzan a mayor altura, el sistema estructural apela a un esquema telescópico, asegurando el arriostramiento entre cañas y el dado basal, rematando en la base ─típicamente octogonal─ del chapitel. En ocasiones, frente al deterioro de la madera o debilitamiento estructural, se recurre a piezas complementarias, a modo de diagonales espaciales u otros elementos que colaboran en la estabilidad del sistema.

 
 

la grandeza de las 12 pequeñas iglesias