Las Columnas

Las columnatas de las iglesias separan las tres naves, realzando la central que, por su mayor altura, jerarquiza y tensiona la espacialidad hacia el altar. Existe un amplio espectro de pilares. Algunas naves cuentan con elaboradas columnas, conformadas por la base, el fuste y el capitel; con arquitrabes adornados con triglifos y metopas. Otras, en cambio, más sencillas ─pero no por ello menos significativas en su esencia─ presentan pilares de planta cuadrada o de fuste ochavado, con sus respectivas basas y capiteles. Algunas conforman una arcada como en Matao, Puchilco, Quehui, San Javier, Lincay y Apiao, cada una con diversos tipos de arcos.

En las columnas interiores se aprecia, también, el nivel de sofisticación decorativa. La riqueza en la ornamentación de estas sencillas capillas no deja de asombrar. Todas se pintan con colores que distinguen a cada iglesia y a cada pieza de un determinado elemento arquitectónico. En ocasiones, producto de una intervención, los colores varían de acuerdo con la decisión de la comunidad, de la disponibilidad u oportunidad que se les presenta. 

Otros decorados menores abundan en distintos planos y elementos; de mayor o menor elaboración, todos estos recursos tienen por objetivo engalanar el espacio del rito religioso y, a la vez, representan las manifestaciones de una comunidad aglutinada en torno a su templo.

 
 

la grandeza de las 12 pequeñas iglesias