El Pórtico

Algunos templos recurren a un aporticado en su fachada principal, a modo de nártex ─con un sinfín de variantes de arcadas o columnatas─, mientras que otros exhiben un frontispicio sencillo y hermético ─alguno, incluso, con una chiflonera, como Caulín─ pero todos dispuestos para mostrar su mejor cara a la feligresía. Entre la diversidad de los aporticados de las doce iglesias se observan arcos de medio punto, apuntados y rebajados, arcos ojivales, adintelados y distintas combinaciones.

La pátina del tiempo sobre el material, en algunas de las iglesias, y la paleta de colores utilizadas en otras tantas, otorgan adicionalmente, un carácter singular a cada templo. Dentro de esta homogeneidad surgen ─sin temor a desentonar─, afanes de diferenciación, de identidad local, de exploración de soluciones originales. Estas variaciones no hacen más que confirmar la rica diversidad formal y la presencia de diversos patrones compositivos en las iglesias rurales, confirmando la necesidad de su registro y puesta en valor.

 
 

la grandeza de las 12 pequeñas iglesias